19 de octubre de 2011

Crónicas del fin del mundo: Itzel

Aarón e Itzel salieron hacia el frío viento del invierno. Era un día nublado y gris, y de puro milagro no había llovido. Dentro del salón de fiestas, estaba toda la familia de ella, celebrando por sus quince años. Itzel era una muchacha alta, con el cabello negro, largo y rizado. Su vestido se abrazaba a su cuerpo como un guante y caía con gracia hasta tocar el suelo de terracería del rancho. Aarón era novio de Itzel desde hacía un mes, cuando la conoció en un puesto de tortas que él atendía, pero existía un detalle: había diecinueve años de diferencia entre ellos, lo que quería decir que mientras Itzel aprendía a caminar, Aarón experimentaba con mujeres, y ya había tenido su primera borrachera. Aún así, la edad, no era ningún problema para ellos.


-Te ves bien bonita- le dijo mientras le daba una flor.

-Gracias, no debiste haber venido.- le contestó tímidamente la chica.

-¿Por qué no? Quería verte. Definitivamente tienes que guardar este vestido, quiero frotarte las costillas mientras lo traes puesto y después tocar tu…


-¡Aarón!- gritó mientras lo jalaba hacia la parte trasera del salón. –No digas eso, alguien puede escucharnos- dijo mientras fruncía el ceño.

-¿Quién le dijiste a tu mamá que yo era?- le contestó burlón.

-Mi maestro de Física. Ven acá.- lo tomó del rostro y lo besó.

-Ni siquiera sé nada de eso- contestó él, y la besó de nuevo.

Aarón tomó su mano con suavidad, y acarició uno de sus pechos con cautela. La besaba con los ojos abiertos por si alguien llegaba a espiarlos. A menos de dos metros estaba la caballeriza, Aarón se despegó de Itzel.

-¿Qué?- dijo ella.

-Ven, vamos.- le señaló la caballeriza.

-¿Cómo crees? Alguien nos va a ver. Ya me voy.- le dijo dispuesta a regresar al salón.

Su novio tuvo en poco lo que dijo, la volteó y le subió el vestido. En ese momento, Uriel, el hermano de siete años de Itzel, paseaba por ahí, porque estaba jugando a las escondidillas con sus amigos.

-¿Itzel?- dijo el niñito. -¿Itzel?- Acto seguido se fue corriendo y gritando -¡Mamá! ¡Itzel tiene novio! ¡Mamá! ¡El novio de Itzel le subió el vestido!

-Eres un imbécil- le dijo a Aarón, y se fue corriendo tras del niño.

La fiesta se suspendió porque Itzel traía roto el vestido, cosa que confirmaba la versión del hermanito. La mamá de Itzel, fue a quejarse amargamente a la escuela sobre el supuesto noviazgo entre ella y su profesor. No pasó mucho tiempo antes de que el desafortunado hecho se supiera en todo el pueblo, lo que obligó a las autoridades a meter a la cárcel al pobre profesor Raúl, quien enseñaba Física en la escuela, ya que Itzel había sostenido ante todos que habían tenido una relación aunque él lo negara. La mamá no podía reconocer que no era Aarón, ya que solamente lo había visto de lejos, a través del viejo cristal amarillento, parado afuera del salón. Cuando le avisaron que trasladarían al maestro hasta un CERESO en la Ciudad de México, Itzel habló. Dijo que el verdadero novio atendía el puesto de tortas de los jueves en la noche, y que ella no quería decir nada porque lo amaba mucho e iba a tener un hijo de él, por lo que no deseaba que algo le pasara. La mamá de la joven enloqueció. El 21 de diciembre de 2012, Aarón fue enviado a una cárcel en el D.F., e Itzel a un internado de monjas en la Ciudad de Puebla de los Ángeles, días después de que su madre la llevara a la capital a practicarse un aborto. Nadie en el pueblo se enteró del incipiente embarazo de la niña, y Aarón jamás volvió a ver a Itzel.

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