15 de septiembre de 2010

Sobre el Bicentenario...

México cumple hoy 200 años del inicio de la lucha por la independencia, y próximamente cumplirá 100 años del inicio de la Revolución Mexicana. Lo triste es que a pesar de toda la sangre derramada hasta hoy, las vidas, y el sacrificio de muchos, el país continúe atado y a merced de muchos. Me sorprende la infinita indiferencia que tenemos con el de al lado. Y es que si yo estoy bien, los demás ya no me interesan.

Recordemos Haití. Después del terrible terremoto que azotara a dicho país a principios de este año, "todo el mundo" unió esfuerzos para reconstruir Haití, y las muestras de apoyo fueron desde donaciones en especie, hasta conciertos organizados por artistas a beneficio de dicha causa. Los mexicanos no se quedaron atrás y llenaron todo centro de acopio habido, y a pesar de que la prensa informaba que no sólo era difícil ingresar la ayuda al país, sino que los distribuidores de dichos bienes tenían el cinismo de vendérselos a las personas que los necesitaban, la ayuda seguía llegando y llegando.

¿Qué tal si recordamos el terremoto en Mexicali? Nuestros connacionales suplicaban por ayuda, y lo irónico fue que nunca llegó. Una parte, sí. Sin embargo no abarrotamos los centros de acopio con bolsas llenas de despensa, no fuimos al banco, y mucho menos hicimos eventos a beneficio de los que de verdad nos necesitaban. Lo mismo pasa con las inundaciones, los huracanes, y cualquier otra tragedia que sea accidente o consecuencia, ocurre en este punto geográfico.

Los 15 de septiembres siempre somos mexicanos, sin embargo pasamos todo el año etiquetando a los "indios", a los "mugrosos", y a los "pobres", por mencionar algunos, ya que no cuento a todas esas personas que son juzgadas y estereotipadas por su simple aspecto. Los quinces, las rubias de ojo azul, se visten de "indias" por diversión. Los quinces en el Zócalo, todos celebran porque somos un país "libre". No nos acordamos de los usos y costumbres que todavía permiten que un padre venda a sus hijas. Los quinces en general, nos ponemos una buena peda, porque no celebramos la independencia, puesto que la misma es el pretexto para ingerir alcohol en cantidades industriales.

En México, extranjeros nos gobiernan. Apellidos de otros países, llenan las cámaras, y ladrones vestidos elegantemente, extraen el dinero que le corresponde a los necesitados. En México, hay cuarenta millones de pobres, pero de aquí también es el hombre más rico del mundo. Hay tragedias que todavía duelen, y tratan de engañar a las personas tapando el sol con un dedo. Nos gusta adoptar modismos y costumbres de otras culturas, pero desconocemos en sobremanera las raíces y las premisas de las culturas que fundaron este país. Nos encanta hablar y aprender otros idiomas, pero no tenemos idea de los múltiples dialectos que existen a lo largo y ancho de México.

En medio de las celebraciones del Bicentenario, sería bueno hacer una reflexión sobre a dónde queremos llegar como país. Cosa que no será posible por los múltiples intereses que nos mueven, tanto a gobernados como a gobernantes. En lo personal, siento que hay muchos Méxicos, como el México hostil que se le presenta al indígena que vive en la ciudad. El México amable y complaciente que se le presenta a los extranjeros y a los ricos. El México que cada quien vive, y que todos evitamos homogeneizar.

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