24 de octubre de 2011

El último momento

En aquel último momento, Dalia sostenía su muñeca de la infancia en la mano. Recordó los dulces domingos en la feria, los algodones de azúcar, los helados dobles, el carrusel, la casa de los espejos, las risas de su hermana, la mirada de sus padres. La fiesta de cuando cumplió siete años en la cual le obsequiaron un pony. 

Recordó el deseo al apagar las velitas y el pastel rosado con sabor a chocolate, la alberca de espuma, la piñata, los niños jugando, y los regalos. Ella y su hermana jugando a las muñecas, a ser grandes, a la mamá, a los bebés. La esperanza de sus padres, el trabajo duro que mantenía a las hermanas en escuelas de paga, en lecciones de danza y piano. Entonces Dalia se arrepintió. De las malas palabras, de las peleas con su hermana, y de ser la vergüenza de sus padres, de las malas decisiones, del novio a sus catorce , y del embarazo incipiente. 

Pensó que a lo mejor podría darle a ese pequeñito todo lo que ella había vivido a su manera, y quizo volver a vivir. Al tratar de levantarse el diazepam y el vodka en cantidades mortíferas estaban haciendo lo suyo, y después de que la muñeca cayó al piso, Dalia durmió para siempre.

*Originalmente publicado en www.lossuicidas.com

2 comentarios:

  1. Un último momento que seguro nos durará muchos otros en la memoria.
    "Donde estés… si es que estás… si estás llegando… aprovecha por fin a respirar tranquilo, a llenarte de cielo los pulmones". dijo alguna vez el buen Mario cuando le quitaron al Che del mapa, pero bien lo pudo prolongar para la Dalia de la que escribes.

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  2. sin duda,querámoslo o no, acudirán los rostros de aquellas personas que con las que bajo su mirada logramos trascender esta vida de la cual dalia está a punto de dejar. un postrero aliento para despedirse sin palabra alguna aceptando, tal vez, el último beso

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