27 de septiembre de 2011

Crónicas del fin del mundo: La espera.

El día que me morí era un día como cualquier otro. La alarma ruidosa del reloj color rojo sobre la mesita me despertó, como todos los días. El dulce olor de los hot cakes me llamaba a la mesa, pero me tenía que ir. Un cálido beso de mi madre fue el último que recibí, aunque en ese momento, yo no lo sabía. El momento me pasó de largo, y corrí a la escuela.

Vi a la chica que me gustaba, platicamos un poco sobre la catastrófica fecha, no solo porque era el fin del mundo sino porque había examen final. Yo, la verdad no creía mucho en eso del fin del mundo, pero donde me encuentro ahora todo es frío y lúgubre por eso pienso que el mundo no terminó. Al menos, tendría compañía, creo yo.



Cuando terminó el examen, seguía cayendo una tormenta por lo que unos amigos y yo decidimos irnos a casa de Betty, la niña más popular del salón. Bueno, yo estaba contento porque iba a ir Alicia, y a lo mejor la podía llevar a su casa luego, para estar con ella a solas. El tequila pasó cortándome hasta el estómago, y me sentía genial mientras bailaba con el cuerpo de Alicia pegado al mío. Si hubiera sabido que todo se acababa ese día, por lo menos la hubiera besado, valga la redundancia y la repetición, pero ahora, mejor que nunca, se que el "hubiera" no existe.

Horas después, el olor a cigarro me ahogaba, el alcohol ya pasaba como agua, y seguía bailando al ritmo de lo que escuchara. El reflejo del cabello café dorado de Alicia me cautivaba desde lejos. Decidí ir hasta ella y besarla, pero mientras caminaba me caí dentro de la cisterna de la casa de Betty. Vi las luces de colores a través del agua, quize salir pero mi cuerpo ya no respondió. Aún vi pasar a Alicia por un lado, pero yo yacía en el fondo de la enorme cisterna. Supe que alguien casi tropieza y cerraron la tapa.

Desde ese día estoy aquí esperando a que me descubran. Espero que aún haya mundo allá afuera porque el mío es más bien despoblado y sombrío. Es Navidad y mi familia esta sola. Quiero ver a mi madre y aprovechar ese último cariño. Que los ojos cálidos de Alicia me vean una última vez. Aún no sé donde me encuentro pero definitivamente, creo que el juego se acabó para mí.

2 comentarios:

  1. Bueno el relato, me parece genial el camino que marcas hasta el último párrafo. Tal vez ya nada es sorpresa para cuando llegas, pero se paga el boleto por viajes completos y a mí me ha encantado de principio a fin.
    Qué gusto saber de tus historias y más aún porque fue por mero acaso, un golpe de curiosidad, que di con ellas.
    Saludos, nuevamente. Omar.

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  2. Excelente visión de escritora. Logras atrapar. Y solo constructivamente, creo que le faltò algo para saber còmo, de estar pegado en el cuerpo de Alicia, pasò a ver su pelo dorado de lejos ..... dì con este face por una "diosidencia"

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